Tomando un café

Un banco corrido pegado a la pared y tapizado de una cretona de pata de gallo muy acorde con la estética del local, pero incómodo para levantarse. Tenía que ir al baño. Así lo veía Andrea, que con sus casi ochenta años y falta de la agilidad de sus años mozos, tuvo que arrastrar el culo por él para salir por el hueco entre las mesas.Y en este movimiento arrolló con el abrigo que tenía al lado. Ni se dio cuenta. Pero su pareja que estaba al quite, con toda la naturalidad del mundo dejó de comer las aceitunas que le habían traído con la caña y se levantó para recoger del suelo el abrigo de su compañera. Con un gesto muy tierno lo hizo descansar sobre el banco.

Ya de vuelta vuelve a sentarse en su sitio repitiendo las maniobras necesarias.

Como, a pesar de la incomodidad, desde ese lugar se veía la pantalla donde estaban poniendo un partido del Atlético de Madrid, ella tuvo la deferencia de invitarle a sentarse a su lado.

Pero a ella el match futbolero como que ni le iba ni le venía, se enfrascó en un reportaje sobre Islandia en un suplemento que estaba en la mesa de al lado.

«Islandia regula por ley La igualdad de salarios entre hombres y mujeres. El 80% de sus 320000 habitantes toca un instrumento musical; y uno de cada 10 publica al menos un libro en su vida.

En 2008, en plena crisis financiera mundial decidieron dejar que tres bancos se hundiera, redireccionaron su economía apostando por la creación, la educación y el turismo, y al fin en 2011 comenzaron su crecimiento. Hoy, con una Primer Ministro del Partido Movimiento Izquierda Verde disfrutan de una bonanza económica con un 3% de paro y una población con una media de edad de 37 años.»

Después de todo lo que ha vivido leer esto le arranca un sonrisa y le inyecta una buena dosis de energía. No dicen que los ochenta son los sesenta de antes?

En el parte de añoche anunciaron vientos muy fuertes y temporal en toda la comunidad, pero si hacían caso no salían de casa. Y sentaba bien. La mente se distraía. Veían a los vecinos. Hacían la compra. Esa era su rutina hasta el verano que se iban a pasar tres o cuatro meses a la casita, minicasita que tenían en el puerto de Muros. Y era allí donde iba a celebrar su ochenta cumpleaños. Así que mientras él miraba el fútbol ella le daba vueltas a la gran fiestorra con la que iba a celebrar su entrada en los ochenta. Que sí, que sí, que hasta iba a venir su amiga de la infancia que no veía desde hace años, pero por Skipe se lo confirmó. Abandonaría su refugio en el sur de Italia donde vivía con su hijo, para celebrarlo con su amiga.

Revuelo en toda la cafetería, acaban de marcar.

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